Felicidad Batista
Este es un artículo para leer en silencio. Ese silencio, casi místico y conventual, abarrotado de historias, que se aloja ordenadamente en estanterías, pasillos, depósitos y salas de una biblioteca. Un paseo por aquellas que son patrimonio, que tienen un sentido, un significado, un propósito, una belleza, una arquitectura, especiales. Por las que se ubican en lugares tan espectaculares como el mar, el cine, el arte o la literatura. En versos de Jorge Luis Borges: «yo, que me figuraba el Paraíso, bajo la especie de una biblioteca»
Visitemos, pues, algunas de las bibliotecas como quien pasea por el paraíso o se columpia entre las nubes de sus cielos tan infinitos como los conocimientos, ficciones y secretos que guardan. En versos del poeta argentino Roberto Juarroz:
El aire es allí diferente,
está erizado todo por una corriente
que no viene de este o aquel texto,
sino que los enlaza a todos como un círculo mágico.
Una de las primeras bibliotecas municipales de Estados Unidos es la inmensa e histórica Biblioteca Pública de Boston. Se fundó en 1848. Se denomina pública por su carácter gratuito. Se sostiene con aportaciones de socios y mecenas y no por por instituciones gubernamentales. Primero fue una escuela y el edificio actual, de arquitectura clasicista y neorrenacimiento, data de finales del siglo XIX. Es un monumento histórico nacional desde 1986. Alberga más de quince millones de libros. No ha dejado de renovarse y ampliar su superficie adaptándose a los nuevos tiempos. Y sus silenciosas salas de lecturas iluminada por lámparas de meses verdes, son de una gran belleza y quietud.
La Biblioteca Nacional de Argentina Mariano Moreno debe su nombre a su primer Protector. Se fundó en 1810 con el nombre de Biblioteca Pública de Buenos Aires en la sede del Cabildo de la ciudad. La nueva sede se inauguró en 1992. Uno de sus directores fue Jorge Luis Borges (1955-1973) quien estuvo al frente de la comisión asesora de la nueva edificación. Se realizó donde anteriormente estuvo el palacio Unzué, que fuera residencia de Juan Domingo Perón. la nueva construcción de hormigón y líneas rectas se demoró durante décadas. Alberga el patrimonio bibliografía de Argentina tanto en soporte papel como amplios fondos digitalizados. Tiene hemeroteca, salas de exposiciones, de constultas, auditorio, cafetería, una sala de lectura orientada hacia el río de La Plata y conecta con al Escuela Nacional de Bibliotecarios.
La Biblioteca Pública de Nueva York se encuentra en la Quinta Avenida junto a un encantador parque de lectores, jugadores de ajedrez y ávidos espectadores de cine en verano, el Bryant Park. Abrió a la lectura en mayo de 1911 gracias a las donaciones de dos millonarios: John Jacob Astor y James Lenox. El edificio es de estilo neoclásico cubierto por mármol rosa de Tennesse. Lo escoltan dos leones denominados Paciencia y Fortaleza. Fue declarado monumento nacional en 1965. La Biblioteca Pública de Nueva York es la segunda mayor de Estados Unidos y una de las más importantes del mundo. Posee un inmenso fondo y una red que comprende ochenta y siete bibliotecas: cuatro principales, cuatro de investigación, una para ciegos y discapacitados físicos, y setenta y ocho vecinales, todas de carácter público. En su interior, cabe destacar la entrada principal, el impresionante “Astor Hall” escaleras, techos y paredes se encuentran recubiertos de mármol. La sala Witt Wallace de prensa, donde se encuentran periódicos procedente de cualquier lugar del mundo. La espectacular Rotonda McGraw, rodeada de columnas de estilo corintio. En su techo abovedado se dibuja la representación de la historia de la escritura realizada por el artista Edward Lining. La seductora sala de mapas. De crucial importancia durante la II Guerrea Mundial. La sala de lectura principal denominada Rose. Un lugar de frecuentes apariciones estelares en diferentes películas. Es una preciosa sala de la que cuelgan espectaculares lámparas y se alinean grandes mesas de roble americano.
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Desde la cinematográfica biblioteca neoyorquina nos acercamos a nuestra Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife que conmemoró en 2018 sus 130 años de existencia. Abrió al público el 2 de abril de 1888. Sus estanterías albergaban más de siete mil libros, procedentes de la Sociedad Económica de Amigos del País y de la biblioteca privada de su primer bibliotecario, Francisco de León Morales. Su sede inicial fue el antiguo Convento de San Francisco. Cuando lamentablemente éste se derribó en 1927, se alojó en el Colegio de Abogados. Ya en la época de la II República, en 1932, se ubicó en la calle José Murphy, junto a la actual Plaza del Príncipe donde se construyó el edificio para biblioteca y museo. Sus fondos se fueron incrementando principalmente por donaciones. Es a partir de la década de los años cincuenta, cuando se inicia una política de adquisiciones y compras. En 1977, se expande a los distintos barrios de Santa Cruz y culmina con la apertura de bibliotecas como la de Federico García Lorca en Ofra o la José Saramago en Añaza. En 2008 se traslada al TEA, Tenerife Espacio de Artes
Por ubicación, arquitectura y extensión bibliotecaria, cabe destacar la Biblioteca Insular de Gran Canaria que se encuentra en el histórico barrio de Vegueta. Las dependencias donde se aloja deviene de la acertada fusión de dos edificios del siglo XIX. Por un lado, el que fuera Círculo Mercantil que data de 1898, diseñado por Fernando Navarro. Por otro, la llamada Casa de Doña Úrsula Quintana Llarena, también conocida como Palacete Romántico. Arquitectura de 1870 del proyectista y urbanista grancanario, Manuel Ponce de León. En 1986, el Cabildo de Gran Canaria recupera las dependencias del antiguo Círculo Mercantil y lo rehabilita para albergar los fondos de la Casa de Colón. En marzo 1991 se abre la nueva Biblioteca Insular. Es un edificio declarado bien de interés cultural. Y uno de los más significativos y destacados del área urbana de Triana-Vegueta. En 2009 se inicia el proyecto de rehabilitación de este conjunto histórico que ocupa las calles Muro y Remedios y que constituye la entrada principal. La nueva Biblioteca Insular, con las dos construcciones perfectamente ensambladas, se inaugura el 27 de noviembre de 2013. Su horario, según salas y actividades, es de 24 horas. Una terraza superior con cafetería que además de mirador, es un lugar perfecto para leer y tomar un café.
Una biblioteca canaria destacable por la difusión de la lectura es La Biblioteca Pública Municipal del Puerto de La Cruz Tomás de Iriarte. Su creación parte de un acuerdo del Ayuntamiento de la ciudad en febrero de 1952. El primer fondo estuvo integrado por ochocientos volúmenes enviados por la Dirección General de Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación. Comenzó a prestar sus servicios en el Instituto de Estudios Hispánicos. Su horario era de cinco a siete de la tarde. Para entrar era preciso pagar cinco pesetas, excepto los jueves y domingos por la mañana que era de acceso libre. Una biblioteca comprometida con el municipio y sus barrios. No ha dejado de organizar eventos, concursos, exposiciones, liberación de libros por la ciudad, colaboración con el Festival Periplo, etc., en su propósito de fomentar la lectura. Así ha recibido en cinco ocasiones el prestigioso Premio de Animación a la Lectura María Moliner que otorga el Ministerio de Cultura. Actualmente la Biblioteca Pública se encuentra en la calle Puerto Viejo, en una zona peatonal, en pleno centro de la ciudad. Un edificio de cuatro plantas, moderno y funcional.
A esas bibliotecas que reúnen historia y patrimonio, belleza, sueños, promesas de adentrarse en tantos mundos como documentos conserve: libros, películas, discos, revistas… Que se encuentran en preciosos entornos urbanísticos y arquitectónicos, en sugerentes y atractivos parques, en construcciones que antes fueron barcos, escuelas, conventos o palacios, se alzan otras que auguran una larga y atractiva navegación a los libros de préstamo. También se les suman las bibliotecas del mar.
La Biblioteca que se levanta a pie de playa en Nandahie, China
La Biblioteca que se levanta a pie de playa en Nandahie, ChinasSe trata de un edificio de hormigón rectangular horadado por grandes y acristalamos ventanales. Si los libros son naves que llegan lejos, como dijo la poeta Emily Dickinson, estos, si cabe, están y son mar. Los lectores tiene como fondo, la inmensidad del océano. La felicidad de la lectura en la contemplación del vaivén de las olas y el murmullo de su oleaje que se cuela en el interior. Un recinto que alberga más de once millones de libros.
Y concluimos este artículo con la Biblioteca Pública de Tura nga en la ciudad neozelandesa de Christchurch. Una biblioteca central que representa los valores de la cultura, la superación, la integración cultural de lo moderno y el respeto y la importancia patrimonial de las costumbres y referentes del pueblo maorí. En 2011 la ciudad sufrió un terrible terremoto que acabó con la vida de decenas de personas y la destrucción de buena una parte de la ciudad.Y es en el centro de Christchurch, frente a la plaza y a la catedral derruida, que se levante esta edificación de 5 plantas, de amplias y orientada según las creencias ancestrales.
Cualquier lugar donde habite un libro es un paraíso
Fotos: Felicidad Batista.
Imágenes de la Biblioteca Tomás de Iriarte del Puerto de la Cruz y Biblioteca Nandahie tomadas de internet